Expandir el encierro: acción y efecto del Classroom sobre el aula tradicional
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Google Classroom tiene 150 millones de usuarios hoy. Fue una de las plataformas más utilizadas durante la pandemia en el ámbito escolar y, aunque aquellas condiciones extraordinarias forzaron su implementación, hoy sigue estando presente en muchas aulas. Desde la asignatura Comunicación y Transformaciones Socioculturales en el Siglo XXI, nos preguntamos por el modo en que el uso de Classroom modifica el aula.
Realizamos la experiencia con 6° de la EESN°2 de Salto, un curso de 38 estudiantes que transitó su 2° año durante la pandemia, momento en que tuvo su primera aproximación a la herramienta de Google y que hoy la sigue usando en dos materias.
La pregunta respecto del modo en que se modifica el aula a partir de Classroom es muy amplia, por lo que la primera aproximación a la problemática fue preguntarnos por cómo el Classroom modifica el vector encierro del aula. Este aspecto emerge del análisis de las sociedades disciplinarias de Michel Foucault que nos conduce a pensar en los vectores que configuran la escuela, y particularmente el aula: la disciplina, el encierro, la vigilancia, el moldeado y la autoridad (Rodríguez & Valle, 2024). Nos interesa pensar el encierro que se caracteriza, a su vez, por el control del espacio, del tiempo y del
movimiento de los cuerpos.
Es sabido que las tecnologías de acción a distancia cambian la cuestión del espacio. En este nuevo ambiente, a la idea de lugar definida por Manuel Castells (1996) habría que contraponer la de flujo, de carácter inmaterial, entendido como “…secuencias de intercambio e interacción determinadas, repetitivas y programables entre las posiciones físicamente inconexas que mantienen los actores sociales…” (p. 445). Lo mismo ocurre con el tiempo. Al tiempo lineal de las sociedades disciplinarias se añade el tiempo “atemporal”, “simultáneo” de las sociedades de control (cf. Deleuze, 2006). Además, si tenemos en cuenta que es en el cuerpo donde “anidan las transformaciones en el espacio y en el tiempo” (Rodríguez & Valle, 2024), los flujos y, también, lo efímero y lo eterno, impactan directamente sobre él. Nuestro presente está hecho de “exhibición”, “intercambio” y “consumo” y, por tanto, nuestra existencia está ligada estrechamente con la participación en la mediosfera.
La exploración sobre las representaciones en torno Google Classroom y a la forma en que modifica el aula se realizó en dos pasos. En primer lugar, les propusimos a les estudiantes responder una serie de preguntas disparadoras. Acordamos que se hiciera de forma escrita e individual, con el objetivo de evitar condicionar sus propias expresiones con las de les demás. El instrumento se diseñó con preguntas orientadoras, abiertas, con el fin de suscitar un relato detallado de sus prácticas y se indicó que estructuraran su discurso atendiendo exclusivamente a sus criterios, sin necesidad de respetar el orden de los interrogantes. Tras dicha instancia, les estudiantes compartieron sus experiencias de forma oral y su relato motivó comentarios que evidenciaron lecturas convergentes en algunos puntos y disímiles en otros.
Una idea que se repitió fue que la herramienta una “ayuda” y esto se debe a varias razones. Una de ellas es que permite añadir a la temporalidad cronológica del aula tradicional una dimensión atemporal. Esta práctica hace que les estudiantes -en el marco de esta exploración- sostengan una y otra vez que Classroom les permite “recuperar” las clases. Aunque podríamos cuestionar si esto es del todo posible, elles destacan la posibilidad de “ir hacia atrás” en las publicaciones para conectarse con los temas, las conversaciones y los trabajos desarrollados a lo largo del tiempo cronológico de la clase. Algunas respuestas muestran que la alternativa de “recuperar” clases que ofrece Classroom no sólo aplica a les alumnes, también permite que les docentes que se ausentan puedan reponer las clases.
El significante “en cualquier momento y lugar” enunciado por les estudiantes se asocia con la noción de “flexibilidad”. Sin embargo, al adentrarnos en la interfaz nos encontramos con una realidad diferente. Si bien las actividades o trabajos prácticos publicados por le docente están en sintonía con el ritmo de la clase presencial, les jóvenes no experimentan de la misma forma las demandas en esos dos ambientes.
En muchos casos, las “tareas” de Classroom poseen una fecha de entrega que asume allí carácter de “inamovible” e “incuestionable”. Al ingresar en la plataforma, lo que se adeuda es lo primero que aparece y, por tanto, lo que hay que saldar.
Les estudiantes subrayan una y otra vez que pueden acceder “desde cualquier lugar”, pero lo cierto es que lo hacen solo desde dos: la escuela o sus casas. Sostienen, también que pasan solo “el tiempo justo y necesario”: ingresan, resuelven la tarea y salen. La permanencia en Classroom implica cumplir con ciertas obligaciones que no se conectan con el deseo. “Aburrido”, es la calificación con que la mayoría identificó su experiencia del estar-ahí.
Más que un lugar, es un espacio de flujos. Sin embargo, la palabra con la que les alumnes describen mayoritariamente esta herramienta es “organización”. Classroom les permite acceder a los materiales y tareas en el orden establecido por la autoridad pedagógica máxima. La carga de contenido suele ser unilateral: sólo le docente publica, en sintonía con el desarrollo de los encuentros presenciales. El polo de recepción, les estudiantes, no deja rastro de su consumo, por lo que en el “Tablón” se evidencia un flujo muy limitado, también debido a la falta de comentarios en las publicaciones que realiza le docente.
La estructura del Tablón de Classroom no busca recrear la espontaneidad del intercambio entre docente y estudiantes. La retícula no puede ser saboteada ni conviene salirse de tema porque la exposición es muy grande. Tantas son las reglas que el Tablón se convierte en una invitación a no decir nada que no esté bajo la estricta regulación de la consigna. A la configuración espacial del Tablón se le agrega el problema de la perdurabilidad de las intervenciones: en la atemporalidad de Classroom, un posteo podrá ser visto por todes, una y otra vez e, incluso, es fácilmente “capturable”. Entonces, ¿vale la pena ser-ahí? ¿O es preferible reducir la presencia tanto como sea posible? Además, recordemos que, para les jóvenes prosumidores, la contemporaneidad no pasa por Classroom. La cuestión está en otro lado.
Finalmente, los cuerpos en esta plataforma no se ven, sus huellas no se muestran. “Estar active” es haber logrado detener las cuentas regresivas a partir de la entrega de los trabajos asignados. Sin embargo, no hay constatación de la presencia de les pares. No se sabe si une compañere estuvo o está en ese mismo momento, ni se puede aventurar qué piensa o siente. No hay complicidad posible ahí. Esas condiciones no propician la conformación de una voz colectiva. La experiencia en Classroom es de incomunicación y aislamiento. En cuanto a la relación docente-estudiante, más allá de que la tecnología permita un “seguimiento pormenorizado” y genere automáticamente estadísticas de las trayectorias estudiantiles según el cumplimiento o incumplimiento de las tareas, los cuerpos se encuentran invisibilizados en la plataforma y, como consecuencia de ello, una infinidad de información sobre cada quien y sus relaciones con les demás queda también oculta. Esta falta de registro de los otros cuerpos materiales hace que les estudiantes no puedan contar anécdotas vinculadas con Classroom. Los únicos recuerdos evocados provienen de la época de la pandemia y no se refieren tanto al uso de la herramienta como a la experiencia más general de transitar esas circunstancias y al sentimiento de soledad, algo que parece repetirse al usar esta plataforma como estudiante ¿Hay alguien ahí?
Esta experiencia inicial nos permitió acercarnos a las formas en que el uso de Classroom transforma el encierro del aula tradicional. Los sentidos manifestados por les estudiantes, tanto a nivel individual como en el intercambio grupal, sugieren que lo que hace esta plataforma es “expandir el encierro”. Esto se debe a que conjuga una profundización efectiva del encierro con una apariencia de libertad. Aunque esta dualidad contradictoria no es para nada nueva, es importante ahondar en el análisis para comprender las transformaciones que el aula tradicional está experimentando en medio de este bombardeo de alto voltaje.
La experiencia orientada a reflexionar sobre las propias prácticas supuso, primero, instalar una pregunta allí donde no la había, y recorrer de forma individual qué nos hace hacer-pensar y sentir el uso de ciertas herramientas y qué hacemos nosotres con eso.
Esta pregunta que, en esta experiencia se dirigió a la relación entre Classroom y el aula, es un episodio que busca habilitar el ejercicio de la reflexión sobre nuestras prácticas con otras tecnologías digitales y su poder modelizante. Además, supuso poner en tensión los sentidos que las empresas propietarias construyen en torno a estas plataformas y las ventajas que supone su uso -representaciones que solemos repetir con seguridad- con nuestra experiencia de uso, real y concreta. Finalmente, la reflexión sobre las prácticas nos permite a les docentes obtener información para tomar decisiones en torno al modo de incorporación de una tecnología digital particular en nuestras clases.
Referencias bibliográficas
Bauman, Z (2000) Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Gedisa Editorial, Barcelona
Berardi, F. (2007) Generación Post-Alfa: patologías e imaginarios en el semiocapitalismo. Tinta Limón Ediciones, Buenos Aires
Castells, M. (1996) La sociedad red. Ed. Alianza, Madrid
Deleuze, G. (2006) Post-scriptum sobre las sociedades de control. Polis: Revista Latinoamericana (13)
Rodríguez, P.; Valle, A., (2024) Subjetividad conectiva y crisis de la presencia escolar.
FLACSO Argentina.
Sibilia, P. (2012) ¿Redes o paredes?: La escuela en tiempos de dispersión. Tinta Fresca, Buenos Aires
Modalidad de presentación: Presencial.
Distrito: Salto, Región Educativa 13.
Institución educativa: Escuela Secundaria 2.